Normalmente esta es una época del año bastante mala para el cine, en el sentido de que las películas que abundan son bastante comerciales desde un punto de vista económico y de marketing, productos destinados a un público masivo, especialmente juvenil, vacíos de contenido y sin sentido en muchos casos aunque con excepciones claras. Posiblemente me estaré repitiendo con esto, pero en esta ocasión está plenamente justificado, porque la película de la que voy a hablar, se sale absolutamente de los cánones establecidos por la estacionalidad.
Y es que, afortunadamente, espero que esto se convierta en una tendencia creciente, y en pocos años, el verano deje de ser una etapa de sequía, y encontremos películas atractivas no solo por sus efectos visuales, sino historias de calidad y coherentes que nos hagan pensar que empleamos bien el dinero que cuesta la entrada más las consumiciones que cada uno estime oportuno realizar. Mencionaba la semana anterior que la nueva entrega del Planeta de los Simios era la mejor película del verano. Estoy orgulloso de poder retractarme de esta afirmación, porque Corazón de León no es que sea la sustituta en el podio, pero sí que ocupa un lugar importante en él.
Seguramente por ser una producción de factura menor y no contar con las herramientas de marketing adecuadas, esta cinta pasará desapercibida a favor de otras tantas. Lo cual es una pena, porque condenamos a una película excelente a una injusta dependencia del boca oreja. Corazón de León es una película mal vendida. Los pocos que hayan mencionado su existencia, seguramente contarán de ella que es una comedia ligera o algo por el estilo. Nada más lejos de la realidad. Es una tragicomedia, en la que quizás tiene un peso más importante la parte divertida de la historia, pero es que el relato no deja de ser crudo y complejo, pues trata del comportamiento humano, el cual, nunca deja de ser difícil y carente de elegancia.
Nos cuenta la historia de un encuentro, de una de esas cosas que forman el destino y la vida en sí misma, las casualidades. Porque conocer al amor de tu vida, solo se da en unas pocas ocasiones. Es la difícil historia de amor entre Ivana Cornejo (Julieta Díaz), una abogada que comparte despacho con su ex marido, Diego Bisoni, del que se divorció años atrás. Diego sigue acosando a Ivana, vigilando con quien sale o lo que hace, incapaz de aceptar que su matrimonio finalizó. Durante una discusión por teléfono, Ivana arroja su móvil al suelo, en plena calle. Esa misma noche, recibe una llamada de un hombre que ha encontrado su teléfono. Un hombre magnético, con mucha labia, llamado León (Guillermo Francella). Conciertan una cita para que Ivana recupere su teléfono, pero todo se viene abajo cuando ella conoce a León. Pues la visión que se había hecho de él no se corresponde con la realidad, pues es un hombre que mide 1,37.
Rápidamente, los prejuicios entran en escena. Y nos encontramos con que una comedia ligera, solo lo es en apariencia, pues subyace un relato sobre lo “enanos emocionales” que todos somos. Es una cinta universal. Una película que nos pone un espejo ante nosotros para que nos reflejemos en él y veamos todas esas cosas con las que juzgamos a los demás y que nos impiden tener una mente abierta y ser más libres. En palabras del director del film, Marcos Carnevale, sobre el film y el personaje de León más en concreto:
“Es tanto lo que te exigen, que eso te fuerza a no poder cumplir con casi nada y así, al ser infelices, necesitamos crear un personaje propio para que los demás terminen aceptándonos”
Un personaje que pronto se derrumba, porque vemos enseguida cómo León, es más frágil de lo que parece. En este apartado, juega un papel importante su hijo Toto (Nicolás Francella), quien al conocer a Ivana pronto teme que ella pueda dejarle por su “defecto”. En definitiva, es un film estupendo, lleno de emociones, que arranca una sonrisa desde el primer minuto, al mismo tiempo que refleja la crueldad de los estereotipos y cómo estos son creados por los humanos y no por los medios de comunicación ni por la publicidad como asiduamente se repite por ahí. Una historia bella en su simplicidad que sin duda encantará a todos los que busquen ver Cine del Bueno.